domingo, 24 de julio de 2011

We'll never forget your soul.



She has walked away

Lluvia en París

Jamás imaginé que este presente que vivo fuera el futuro que me esperaba. Porque nunca seré otra cosa que lo que haga por mí misma ahora.

La vida me había regalado inspiración para crear e inventar. Admiraba el mundo, el cielo  y todos sus dioses, hasta que la tormenta arrastró la esperanza. Sentí que dejaba algo a mi paso, que olvidaba detalles, que la música se extendía en mí. Pero el miedo que teje el sendero no impedirá el paso si es firme, porque a menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo

Our time is now!



Una tarda de Juliol, una camara reflex i bona companyia. Així he pogut fer el meu primer stop motion, no és gaire llarg, però tots els que hi vam participar estem molt contents del resultat.


jueves, 21 de julio de 2011

No huyas de ti misma

Me dirigía a una calle luminosa, pero vacía. La gente no paseaba por allí, vivían en las sombras de lo que algún día fueron, recordaban momentos pero huían de ese pasado que construyeron, de tantos sueños que les habían quedado por cumplir. Se escondían, temían esas esquinas, aquellos rincones que saludaban con soplos de pasado, que llamaban a sus puertas reclamando lo que se habían prometido, amenazando con los secretos que habían guardado.


lunes, 18 de julio de 2011

Principio 76

+ Las grandes imágenes impresionan; las grandes palabras presionan.


Hay un generalizado y discutible cántico de alabanza al poder de la imagen respecto al de la palabra.


En las últimas décadas la tecnología ha impulsado y potenciado de forma extraordinaria la difusión de la imagen. El color, sea impreso, digitalizado, filmado o emitido, es parte del escenario visual cotidiano, hasta un nivel en el que la reproducción en blanco y negro ya es vista como exquisitez gráfica o miseria presupuestaria.


El aluvión de nuevas tecnologías que han expandido el talento visual no ha tenido un movimiento simétrico con la palabra escrita. Una edición actual de "El Quijote" sigue estando impresa sobre unas hojas blancas encuadernadas y con una tipografía que no difiere excesivamente de la que se usó en la primera edición de 1605. 
Los magníficos libros de imagen que hoy se editan son auténticas explosiones visuales, mientras las páginas de texto que las acompañan siguen siendo tipografías de negro sobre páginas blancas.


A la vista de todo esto... ¿qué futuro le queda a la palabra? La respuesta es muy sencilla: se trata de analizar cómo las grandes frases penetran en nuestro cerebro y son capaces de alterar, fijar o reafirmar la huella que queda en nuestros circuitos neuronales, y a la vez cómo lo hacen las grandes imágenes que percibimos.
Una gran imagen es como una cola. [...] Una gran frase que condense un gran concepto es un terremoto para el intelecto: siempre mueva las conciencias, las voluntades e incluso, si viene al caso, las tarjetas de crédito.


Una gran imagen es un brillante ejercicio de formas que recubre la percepción de nuestras neuronas. Es una comunicación expansiva que siempre requiere una interpretación, que puede ser entendida de muy distintas formas dependiendo de la cultura y el momento de cada receptor. 
Una gran frase es por sí misma una comunicación cerrada y concreta, a veces una instrucción o incluso una orden, que no da pie a interpretaciones desviadas. Se sustenta en las letras del abecedario, se expresa con una sola coz y se lee impresa a un solo color. La forma de las letras, que hacen el papel de continente, no ocultan sorpresas: todas trabajan en favor del contenido. Por eso la gran frase penetra como una flecha en el núcleo nervioso de nuestras neuronas y las pellizca hasta conducir la conciencia y a veces provocar la acción.


¿Qué imagen podría haber sustituido el "llegué, vi, vencí" de Julio César, el "venceremos con sangre, sudor y lágrimas" de Winston Churchill, el "ser o no ser" de William Shakespeare o el "Let it be " de Paul McCartney?


Hace algunos años, un iluminado acuñó la frase "una imagen vale más que mil palabras". Curiosamente, para transmitir su mensaje no encontró mejor forma de hacerlo que con palabras.




Joaquín LORENTE

Ciudadana de un lugar llamado mundo.


Una marca siempre es la continuidad de quien la conduce.

sábado, 16 de julio de 2011

Principio 54


+ Si ante cada reto actúas como la gran oportunidad de tu vida, al final acabarás encontrándola.
Además de dos manos, dos pies y un mínimo sentido del equilibrio para transportar unos platos, aquella joven de Bogotá tenía algo que jamás había visto antes: era la mejor camarera que he visto en mi vida. 

Llegaba a la mesa sonriendo, te explicaba con alegría lo que ibas a comer, te deseaba con una visible sinceridad que ojalá te gustase mucho, cuando le pedías algo daba la impresión de que tú eras el único cliente del restaurante, en ningún instante sentías que estaba trabajando y cuando al final traía la cuenta, miraba a toda la mesa con alegría desbordante y decía que le había encantado servirnos y preguntaba si nos veríamos pronto.
Cuando al cabo de tres meses volví, ya no estaba. Un amigo me comentó que trabajaba de maître en uno de los restaurantes más modernos de este pujante y vitalista ciudad.
Aquel patito feo bogotano quería triunfar, y en vez de maldecir o ir tirando de su empleo como hacían todos sus compañeros, decidió potenciarlo hasta transformarse en un cisne para los clientes. Era muy consciente: el que en aquel momento era su escenario, si no hacía nada, probablemente lo sería para el resto de sus días. Por eso descargaba en cada uno de sus actos y gestos toda su energía y talento. ¡Felicidades, princesa!
Ahora, cualquiera que sea tu edad, por un momento imagina que por circunstancias que no vienen al caso acabas de conseguir lo máximo a lo que en este momento podrías aspirar: hoy mismo empiezas a trabajar de camarera o camarero.
¿No te gusta? Prefieres ser el maître: ningún problema, adjudicado.
¿Te parece poco? No te preocupes: acabas de comprar el restaurante. Mañana será tu primer día de cierre de caja.
¿Tampoco te va? ¡Jo, qué gente más importante que está leyendo este libro! A ver..., acabas de comprar una cadena de 20... no, mejor de 125 restaurantes en todo el país. ¿Con eso ya te calmas?
Pues bien, cualquiera que sea de tu posición, y puesto que no tienes otra, la elegida va a significar el gran reto de tu vida.
Si la aceptas como fin de trayecto, nada que añadir. Si por el contrario crees que donde estás hoy es un peldaño de una escalera de la que ni llegas a imaginar el fin, te quiero pedir que cada día pienses por un instante en la camarera patito feo de Bogotá.

Joaquín LORENTE. 

Paint your now.










sábado, 9 de julio de 2011

jueves, 7 de julio de 2011

La Bola de Cristall IV

L’agència de viatges encara era tancada quan jo vaig arribar. Vaig encendre tots els llums i vaig netejar una mica els vidres de l’entrada. Els meus pares van arribar mitja hora més tard carregats de bosses, era dijous i tornaven del mercat. 
Darrera d’ells vaig localitzar una cabellera morena, la Míriam, la meva germana petita; ella però no duia cap bossa. – Què passa que aquí els més grans i els que menys ho mereixen treballen més?- La Míriam em va dirigir una mirada còmplice i em va somriure. 

Ella sempre estava morena, fins i tot a l’ hivern, duia els cabells foscos, recollits amb una cua ben alta.
Ens havia portat una mica de cafè i una capsa de galetes assortides d’aquestes vermelles, grans, amb galetes de tot tipus, de xocolata, de fruita... - Estic embarassada - Com? 
No havia sigut capaç de triar cap galeta quan la Míriam ens va donar a conèixer a crits la seva notícia. La mare va plorar d’alegria i el meu pare es va posar les mans al cap. – Sé que us semblarà molt precipitat, però l’Eduard i jo estàvem planejant casar-nos quan ens vam assabentar de la notícia, i tot plegat, ha anat tant ràpid...- 
La Míriam tenia vint-i-tres anys, portava només un any amb l’Eduard i ja se n’havia anat a viure amb ell a una ciutat propera a Barcelona i ara, ara se’ns casava i ens portava descendència. 
Feien tan bona parella. L’Eduard era un home alt i vestia sempre elegant amb unes ulleres de pasta gruixudes. Es van conèixer en un parc quan es tiraven d’una forta atracció els dos. En la seva relació tot havia estat sempre molt precipitat, molt a l’últim moment, però a mi em semblava tan emocionant.

– Espera, espera... Així dius que et cases?-  La Míriam ens va estar ajudant tot el matí perquè no havia d’anar a la feina i després em va proposar d’anar a dinar amb ella.
Vam anar a l’italià que solíem freqüentar amb els pares els diumenges quan encara anàvem a l’ institut. Vam compartir una quatre formatges, anècdotes dels nens de l’hospital on estava fent pràctiques i un plat de pasta.  La Míriam just acaba el grau d’infermeria a la universitat i ara, de moment, treballava en un hospital del centre. La veia tant il·lusionada...
*   *   *

Era a la finestra del cotxe amb un nus a la gola i ell des del volant em mirava de reüll, el cotxe que se’ns acostava cada vegada anava més ràpid i les llums semblaven més brillants. El teníem quasi bé damunt quan vaig tancar fort els ulls.
*   *   *